domingo, 20 de diciembre de 2009

De las costumbres familiares...

Si hay algo que hace que me guste un lugar es el sentimiento de “familia” que se percibe, la importancia que se le da a las tradiciones que mantienen juntas a diferentes generaciones y las costumbres que invitan a otros a ser parte de su cultura por lo menos por unas cuantas horas.
Durante el último mes he vivido una combinación de fiestas y ritos, correspondientes a diferentes religiones y países del mundo, que me hacen confirmar la importancia de la familia y los valores que aprendemos de ella desde niños.

De lo gringo: Día de Acción de Gracias
Continuando con la lista de cosas paradójicas que he vivido en Bangladesh, faltaba agregar que mi primera cena de Día de Acción de Gracias la celebré en Dhaka junto a otros 30 extranjeros, nótese que solo uno de ellos era Estadounidense (o eso dice), en la casa de uno de los libertadores de la patria Bangladeshí. A pesar de ser una tradición norteamericana, no faltó el típico pavo y la abundancia de otras carnes, salsas, frutos frescos, aperitivos y postres que uno solo es capaz de comerse en una fiesta como estas.
Fue interesante, aprendí un poco de la historia de la fiesta norteamericana y comí como si fuera un oso polar a punto de hibernar. Aunque los presentes veníamos de diferentes países, todos pudimos compartir un poco de ese espíritu que avisa que la navidad ya se acerca.




De lo musulman... EID
El EID es una festividad musulmana muy grande en la que se recuerda al profeta Abraham. Se celebra con la ofrenda de un sacrificio animal (en su mayoría vacas) como una acción de gratitud para Dios por salvar la vida de Ismael, hijo del profeta Abraham.
La carne del animal es separada en tercios, una para la persona que obsequia a la bestia, otra para repartirla entre sus parientes y el último tercio para los necesitados, independientemente de su religión, raza o nacionalidad. (Sacado de wikipedia)
En Bangladesh son tantas las vacas que sacrifican, que las tienen que importar de India (alguien me dijo que importaban alrededor de 500.000 vacunos para esta fecha) y comer carne por las siguientes 2 semanas (Es real, solo hasta mitad de Diciembre volví a comer pollo). Esta fecha la celebre con una familia 100% Bangladeshi. Vi todo el proceso, desde el insumo: la pobre vaca viva, hasta el producto: el Biryani que cocinan después con su carne. Solo digo que por salud mental me rehúso a describir los por menores del asunto. Lo que me pareció muy interesante es que la repartición de la carne se hace cuando esta aún está cruda (Se imaginan recibir de regalo un kilo de carne sin cocinar?)
Esta es definitivamente una de las festividades que nunca voy a olvidar, no solo por el coma alimenticio en el casi caigo después de toda la carne que comí sino, por la cantidad de sangre derramada y animales muertos que vi en las calles (después de haberlos visto rondando por la ciudad durante una semana). Esto, sin contar la cantidad de personas pobres que se paraban en las puertas de las casas de los ricos esperando a que le dieran un poco de la vaca.
Fotos? Hay muchas, pero no soy capaz de montar las que tomé… son bastante impactantes!


La vaquita que se van a comer al dia siguiente



De lo colombiano… Las novenas
Si hay algo que me encanta de haber nacido y crecido en Colombia, es haber podido celebrar las novenas navideñas durante mi niñez. No hay nada que me haga sentir mas cerca de casa que empezar a rezar la “Oracion para todos los días”, cantar un “tutaina” o un “Dulce Jesus mio” y luego comer una docena de buñuelos y unas cuantas natillas (Sip, lo admito, la comida es mi parte favorita).
Afortunadamente en Dhaka hay una pequeña, pero muy acogedora, comunidad de colombianos que no ha dejado atrás esta tradición y con los que he compartido la añoranza de la tierrita del café por estas épocas. Nada me ha hecho más feliz que tener en mis manos de nuevo una pandereta y una maraquita de arroz para cantar villancicos. Y pensar que los últimos 3 años no había vuelto a rezar la novena porque me daba pereza.

Ahora se viene Navidad y Año nuevo que, eso si, sin importar en donde este los celebro con champañita y uvas. Y aunque es la primera vez que paso estas fiestas fuera de casa, no dejaré de ponerme los calzones amarillos y comer las 12 uvas a las 12 en punto... a ver si en el 2010 si se me cumplen todos los deseos :)

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